Hoy se sometía a votación el proyecto de la Llei d'Educació de Catalunya (LEC) en el Parlament de Catalunya. Ningún medio de comunicación se ha hecho eco todavía, pero no es incauto prever que se ha aprobado la propuesta.
El Tripartit formado por PSC, ERC y ICV-EUiA son los principales promotores. Los dos grandes partidos de la oposición, CiU i PP, no se han opuesto, más que anecdóticamente. Lógico, si se tiene en cuenta que esta nueva norma materializa y justifica la financiación pública de los colegios concertados y, en ellos, prácticas anacrónicas como la segregación por sexos o la educación religiosa.
Este nuestro Govern per l'Entesa ha hecho oídos sordos a toda contestación ciudadana. Tres huelgas en el curso 2008-2009, y otras tantas en los pasados, servían como demostración simbólica de la oposición de los maestros, principales afectados, a esta ley. ¿Manifestaciones minoritarias? No, en todos los casos superaron el 50% del seguimiento.
Eso no ha sido todo, grupos no políticos han pedido la palabra en el Parlament para enmendar los puntos claves de la ley. Parece ser que la Alta Política, envuelta en un aura mesiánica, se empeña en avanzar a un ritmo diferente del que mueve a la ciudadanía.
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