Eran las tres de la tarde de un domingo y me acababa de levantar después de una noche loca. El estómago ronroneaba gustoso por el medio litro de zumo que le acababa de proporcionar.
Resacoso: ¿Estás agradecido, eh pequeño?
Estómago: ¿Agradecido? Deberías el suelo por el que yo digiero, colega. Que anoche aguanté como un campeón los siete cubatas de vodka.
Resacoso: No te equivoques. Fueron cinco de vodka y dos de whisky.
Estómago: Y enima, mezclando. Un día me voy a cabrear y TÚ vas a flipar.
Resacoso: Vamos Stu, no te mosquees. Hacía mucho que no salía, y tu lo sabes.
Estómago: ¡Y lo tranquilos que hemos estado!
Resacoso: Pero el cuerpo me pide marcha, tienes que entenderlo.
Estómago: ¿El cuerpo? ¿Qué parte exactamente? ¿El intestino, que se ha pasado la noche en vela intentando compactar la bolsa de patatas fritas que llamas cena? ¿O el hígado, que lo tienes yonki perdido? Míralo, qué ojeras, todo despeinado y sucio. Esto es por tu culpa.
Resacoso: Stu, cariño, no te pongas así...
Estómago: Ni cariño, ni leches. ¡Ya no nos mimas como antes! ¿Qué ha sido de aquella sana costumbre de beber sólo cerveza?
Resacoso: Ni tú, ni nadie me va a decir qué es lo que tengo que hacer.
Estómago: ¿Y no vas a pensar en tu amigo Stu ni un sólo instante?
Resacoso: ¿Que no pienso en ti, dices? ¿Sabes a cuántos chupitos de tequila me invitaron? Los rechacé todos.
Estómago: No me vengas con eso. Si lo hiciste es porque tampoco te interesa. Te conozco bien, tío. Sé lo que comes.
Resacoso: ¿Es una amenaza?
Estómago: No. Eso se ha acabado. Llevo tiempo advirtiéndote, per tú no me haces caso. ¡Quiero el divorcio!
Resacoso: ¿Qué? ¡No puedes hacerme esto!
Estómago: La decisión está tomada. Me llevo a los niños. Puedes quedarte con la casa.
Resacoso: ¿Dónde vas a vivir?
Estómago: Me iré con mi madre una temporada. Luego, ya veré.
Resacoso: Ya sé de qué va esto. ¿Hay otro, verdad?
Estómago: Pues mirá, sí. Lo conocí en el gimnasio. Es un chico sanísimo: no bebe ni fuma. Y come verde todos los días.
Resacoso: Lo mato. ¡¡Yo lo mato!! A ver si se piensa que por estar cachas e ir de sano se va a llevar todo mi aparato digestivo.
Estómago: Puede, y lo ha hecho. Se lo merece más que tú. Y yo también me merezco algo mejor. Adiós.
Porque los órganos vitales también tienen sentimientos.
1 comentario:
jajajajaj m'ha recordat una mica a en Homer Simpson xD
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