Hoy ha sido un día de mierda. Con sus más y sus menos, pero de mierda. Muy completo: trenes, excusas, fantasías sexuales, dormirse en clase, estresarse mil, faltar a clase y no enterarse de nada de la siguiente. Y más trenes.
Entonces me he reído. Exacto: estaba en un tren a las nueve pico de la noche, compadeciéndome de mí misma y de mi estómago roncador y he leído algo que me ha hecho reír a carcajada limpia. Para quién le interese, hablaba de un señor chupando limones, pero eso es lo de menos. Lo que importa es que me ha subido la serotonina y, mientras la gente me miraba raro, he notado cómo la tristeza, el cansancio y los azúcares bajos se me escapaban por las puntas abiertas de mi pelo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario